Estas lesiones, llamadas “abfracciones”, se producen generalmente por apretar y/o rechinar los dientes durante la noche o el día. El problema no es su aspecto o la sensibilidad que producen a la temperatura, o que detengan alimentos y que se puedan infectar, sino que es MUCHO más importante: significa que el hueso que sostiene a los dientes se ha destruido (todavía no se puede regenerar) y que los dientes se aflojarán y caerán eventualmente, afeando el aspecto de la sonrisa. El tratamiento es de periodoncia: retirar el sarro subgingival, quitar puntos de contacto prematuros, obturar las cavidades con materiales estéticos, educar al paciente (lo más difícil) para que busque ayuda psicológica y (dentalmente) construirle una guarda oclusal rígida que sin excusa debe emplear todas las noches.
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